El Burnout es un concepto que puede traducirse como "agotamiento" o "fundirse", y es un síndrome que surge como una "respuesta patológica a estresores emocionales e interpersonales en el contexto del trabajo diario".
En el ámbito médico, las circunstancias frecuentemente estresantes y la complejidad de las relaciones interpersonales entre pares, con otros profesionales y con los propios pacientes y sus familias, determinan un escenario propicio para la aparición del Burnout.
El tema ha sido motivo de creciente interés y de estudio por parte de numerosos especialistas. De hecho, en los últimos 5 años un total de 290 referencias indexadas en medline incluyen el descriptor “burnout syndrome” en el título del trabajo.
Una muy interesante revisión publicada en Revista Chilena de Cardiología 2009 28: 403-407, da luces respecto de la seriedad del problema entre médicos residentes. La prevalencia de burnout en este grupo de profesionales varía entre un 18% y un 82%, siendo su promedio alrededor de 40%.
Se han descrito numerosos factores de riesgo asociados al burnout: un “ambiente” de trabajo poco colaborativo, carga laboral excesiva, turnos de noche, problemas financieros, insuficiente participación en las decisiones, problemas personales, el papeleo excesivo, entre otros, suelen estar presentes de manera conjunta al momento de la aparición de este síndrome.
De acuerdo a la literatura citada, el burnout se presenta por lo general en personas altamente motivadas por su trabajo y con deseos de entregar mucho de sí, pero que se ven sobrepasadas por las circunstancias laborales en una relación de no equilibrio con las gratificaciones asociadas al desempeño de su rol.
Es evidente que cuando los médicos no están bien de salud, su desempeño puede ser sub-óptimo. Tan importante es este asunto, que en una revisión de Lancet 2009; 374:1714-21 se ha puesto el acento en el problema del bienestar médico planteando la incorporación de este término como un indicador de calidad para la atención médica.