La telesalud es una práctica que se ha extendido significativamente durante los últimos años, en la medida que también avanza el uso y la familiaridad de las tecnologías de comunicación entre prestadores de salud y pacientes, teniendo el potencial de ampliar el acceso a una atención sanitaria más eficiente, de mayor calidad y menos costosa. A partir del 2019 y por la pandemia por el nuevo coronavirus, se aceleró su implementación y alcance. Las restricciones sanitarias relativas al contacto físico, en un contexto de cuarentena o de restricciones de desplazamiento, crearon la necesidad dar una eficiente respuesta a la demanda por servicios de salud.
Un reporte técnico de la American Academy of Pediatrics publicado en la influyente revista Pediatrics en marzo de 2022 [1], da cuenta del impacto de la telemedicina en la práctica clínica, analiza los beneficios para los sistemas de salud, los profesionales del área, niños y sus padres, describiendo las barreras y dificultades que deben enfrentar y superar, así como la necesidad de implementar políticas públicas para que esta herramienta logre mayor capacidad, equidad y calidad.
Los autores reconocen que la mala distribución de la atención médica pediátrica es un factor que contribuye a los resultados de salud diferenciales observados entre las poblaciones que viven en comunidades rurales o de escasos recursos para acceder a esta modalidad, particularmente para niños y jóvenes con necesidades especiales de atención médica. Recomiendan, por lo tanto, la implementación de tecnología que permita visitas virtuales que mejoren algunas disparidades geográficas al expandir el alcance de la atención general y especializada en comunidades que de otro modo no tendrían cobertura. La conectividad de banda ancha y el acceso a recursos tecnológicos adecuados para implementar la telemedicina da como resultado una utilización más adecuada, más integral y de mayor calidad, y una mejor práctica basada en la evidencia.
La consulta remota es particularmente importante cuando el tiempo es esencial. Los hospitales y sistemas clínicos más pequeños pueden asociarse con grandes centros académicos para desarrollar sistemas que respalden estos servicios emergentes. Se ha demostrado que los programas de telesalud aumentan las oportunidades de atención aguda y crónica para niños y adolescentes, reducen los viajes de pediatras y proveedores, y brindan un medio temprano de evaluación e intervención de en variadas enfermedades.
En muchas circunstancias, las eficiencias potenciales que brindan los modelos virtuales optimizan la habilidad de los pediatras para ofrecer atención a más niños y familias, incrementando así la competencia médica. Mediante este proceso, el monitoreo remoto, la telesalud para pacientes de alto riesgo o dependientes de tecnología, la evaluación previa al procedimiento y la atención de seguimiento posterior al procedimiento aumenta la calidad, eficiencia y capacidad del ejercicio clínico.
En el contexto de la pandemia por COVID-19, la telemedicina amplió el acceso a la atención pediátrica a pesar de las distancias geográficas u otros impedimentos para la presencialidad, contribuyendo a mejorar la atención, así como a enriquecer la experiencia pediátrica presencial y el conocimiento al compartir información a través de consultas interprofesionales o reuniones clínicas. Finalmente, las tecnologías de telesalud se pueden utilizar para la atención multidisciplinaria, las rondas entre especialidades, las conferencias de gestión de casos y las discusiones de casos.
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Referencias:
[1] Alison Curfman, Jesse M Hackell, Neil E Herendeen, Joshua Alexander, James P Marcin, William B Moskowitz, Chelsea Bodnar , Harold K Simon, S David McSwain (2022). Telehealth: Opportunities to Improve Access, Quality, and Cost in Pediatric Care. Pediatrics. 2022 Mar 1;149(3):e2021056035.